El dolor es un grito desesperado del cuerpo para llamar nuestra atención y encontrar un remedio lo más rápido posible. En realidad, nuestro cuerpo está buscando constantemente equilibrio y bienestar. Cuando el dolor aparece en nuestra vida, ya sea por un accidente, antes o después de una operación o porque llevamos mucho tiempo arrastrándolo, casi siempre es una invitación a parar, prestarnos atención y revisar cómo estamos viviendo. ¿Vamos acelerados? ¿Qué ajustes o cambios necesitamos hacer en nuestra vida? ¿Qué estamos ignorando?

En las sesiones aprendemos a lidiar con el dolor desde la atención. A menudo nuestra reacción es todo lo contrario, ignorar y esperar a que se vaya algún día. En el caso del dolor crónico, cuanto más tiempo intentamos ignorarlo, más se agrava la situación y más difícil es sanar. 

Tomar consciencia de las tensiones que repetimos inconscientemente en el cuerpo y aprender a soltarlas y a relajar nos permite aliviar los síntomas y sanar el dolor. 

La sesiones son óptimas para: